viernes, 16 de noviembre de 2012

Año de la Fe... en la Eucaristía.

Estamos en el año de la Fe: fe en Dios Padre creador, en Dios Hijo redentor y en Dios Espíritu Santo; fe en la encarnación, en la resurrección, en la segunda venida de Jesucristo, en la Iglesia y la comunión de los santos, en el perdón de los pecados y en la vida eterna. Estas son las verdades que se recogen en nuestro Credo. Esto es lo que principalmente tenemos que creer y que transmitir.

Pero todo eso podríamos creerlo sin que apenas se notase en nuestras vidas (“también los demonios creen y se estremecen”, Sant. 2, 19); si queremos una fe que de verdad nos compromete, que nos acerca al Señor, que nos permite dar y recibir amor, entonces debemos fomentar la fe en la Eucaristía.
No hay nada que más claramente distinga a un católico que un profundo amor a la Eucaristía, en donde podemos incluso tocar a Dios. Pero como dijo en recientemente nombrado doctor de la Iglesia San Juan de Ávila: “trátale bien, que es Hijo de buena Madre”.
Si tuviésemos auténtica fe en la Eucaristía, no podríamos ignorar –incluso despreciar- al Señor de la forma en que se le trata habitualmente.

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