domingo, 8 de julio de 2018

Importa la vida eterna; pero ésta se consigue en esta vida


¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? 
Evidentemente, lo importante es disfrutar toda la eternidad en el cielo de la presencia y el amor de Dios. Pero este mismo Dios ha querido que ese disfrute nos lo ganemos durante nuestra vida temporal: nos pide nuestro amor, cuando todavía no podemos ver completamente el suyo. Y nos lo ganamos con nuestra actitud, porque en realidad el cielo es un mero regalo de Dios, que nunca podríamos alcanzar con nuestra solas fuerzas.
Por esto, en la vida cristiana, existe la oración y la acción, la meditación y el trabajo; y lo correcto no es rezar un poco y trabajar otro poco; sino que lo perfecto es alumbrar toda nuestra acción con la oración: en definitiva, mantener lo más posible a lo largo de nuestra vida esa presencia del Dios que nos ama y al que pretendemos amar. 
Si actuásemos así no sólo nos estaríamos ganando el cielo durante nuestra vida terrena, ¡es que ya lo estaríamos viviendo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario