viernes, 6 de julio de 2018

Somos miembros del Cuerpo de Cristo; pero únicos e irrepetibles.


Efectivamente, formamos todos un mismo cuerpo espiritual, como los ladrillos de un edificio o los distintos miembros de un mismo organismo; pero no nos confundimos en el todo. Nos salvamos dentro de la Iglesia, en comunidad; pero nos salvamos individualmente, porque nadie puede conseguirnos la salvación por nosotros mismos, ni siquiera Cristo, que nos abrió la puerta del cielo, pero no nos obliga a entrar. Somos un pensamiento en la mente de Dios; pero tenemos toda la dignidad de seres únicos e irrepetibles, imaginados y amados por Dios desde el comienzo de los tiempos. Somos "la humanidad"; pero Dios sólo es capaz de ver a cada uno de los individuos, porque nos ama a cada uno de nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario