jueves, 18 de octubre de 2012

La dificultad del Cristianismo (2)

Y la mayor dificultad del Cristianismo se presenta cuando nos empeñamos en hacer el centro de nuestra vida esas prácticas piadosas y esas normas morales, olvidándonos de cuál es el objetivo de todo eso: amar a Dios y al prójimo. Y se convierte en catástrofe cuando además tratamos de imponer este criterio a los demás.
C. S. Lewis nos lo explica muy bien en su libro “mero Cristianismo”:
Os convertiréis en una de esas personas de las que se dice “viven para los demás”, pero que siempre están insatisfechos y gruñendo, preguntándose por qué los demás no prestan atención a sus esfuerzos y haciéndose los mártires. Y cuando os hayáis convertido en eso, seréis un incordio mucho mayor para la gente que tiene que convivir con vosotros que si hubierais sido siendo francamente egoístas.
Por esto, cuando Cristo dice “coge tu cruz cada día y sígueme”, se refiere a que renunciemos a nuestros planes y sigamos su mensaje, le acompañemos por el camino; y entonces comprobamos que “su yugo es suave y su carga ligera”; porque con Él todo es posible.
No, lo difícil no es ser cristiano, lo dificilísimo es tratar de compaginar el mensaje evangélico con nuestros propios planes…

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