En teoría, todos buscamos la paz: nos parece el valor más común a toda la humanidad. Pero esto no es realmente así. A lo largo de la Historia, muchas sociedades se han basado en la guerra como sistema social y de progreso. Todo en estas sociedades se orientaba hacia lo militar, desde la las distinciones de clase social hasta el urbanismo de sus ciudades; y su única forma de progreso era la conquista del vecino. Y en el mismo siglo XX tenemos dos ejemplos de sociedades por y para la guerra: la Alemania nazi y el Japón imperialista. Realmente, la paz como un valor social es algo que introduce el cristianismo; y muchas veces le cuesta hacerlo, pues se confundía su pacifismo con cobardía o sometimiento. De hecho, lo de bienaventurados los pacíficos se incardina entre las mismas bienaventuranzas que se dedican a los pobres, los que sufren o los perseguidos: a todos ellos se les considera utópicos.
Pero, ¿que es la paz? Pues San Agustín nos responde que paz en la tranquilidad en el orden. Es decir, si la tranquilidad no es consecuencia de una situación jurídica y socialmente ordenada, entonces no es paz: es opresión. En ambos casos se mantiene la tranquilidad social; pero todos sabemos la diferencia que hay entre una tranquilidad apacible y una tranquilidad impuesta.
Me atrevo a añadir otra característica a la definición de San Agustín: la paz debe descansar en la Verdad. El Reino de Dios, como sociedad perfecta, alcanza la paz y la justicia por fuerza de la Verdad; es decir, en base a lo que el hombre realmente es y la dignidad que intrínsecamente posee. Los reinos de los hombres -por muy democráticos que sean- alcanzan la paz por otras vías, ya sean la fuerza militar o la fuerza de los votos; pero en ambos casos se trata de que unos imperen sobre otros. Y esta paz nuca puede colmar al hombre.
Hay quien piensa que fe es lo opuesto a razón. Hay quien piensa que los que tenemos fe no somos personas razonables. No comparto estas opiniones; y para mostraros que en la razón hay mucha parte de fe y que en la fe hay mucha parte de razón, es para lo que comienzo este blog (28-9-2005).
martes, 28 de febrero de 2012
martes, 14 de febrero de 2012
El humanismo
Una vez más, un político acomplejado quiere distanciarse de sus raíces cristianas. Un destacado miembro del Partido Popular (el que actualmente gobierna en España) ha solicitado de su partido que se elimine de su ideario la referencia a que se inspira en el "humanismo cristiano"; y que a cambio se diga "humanismo europeo o humanismo occidental".
Y yo me pregunto: ¿qué es lo característico de occidente o de Europa? ¿Qué es lo que distingue nuestra civilicación de la japonesa, china, india, o la islámica?
La respuesta está clara: el rasgo diferenciador de occidente (Europa y América) es precísamente su inspiración y construcción cristiana.
Ni la sociedad occidental, ni su literatura, ni su arte, ni su música, ni las relaciones entre sus pueblos, ni su influencia sobre el resto del mundo, ni su concepción de la mujer o su respeto por la paz, la justicia, la libertad o la vida, nada de esto existiría si no fuese porque tiene profundas raíces cristianas.
Ya lo he dicho en otras ocasiones: antiguamente a occidente se lo conocía simplemente como "la cristiandad"; por si a alguien le cabía alguna duda.
Eliminemos el cristianismo de occidente y habremos eliminado a occidente.
Y muchos parecen muy empeñados en ello.
Y yo me pregunto: ¿qué es lo característico de occidente o de Europa? ¿Qué es lo que distingue nuestra civilicación de la japonesa, china, india, o la islámica?
La respuesta está clara: el rasgo diferenciador de occidente (Europa y América) es precísamente su inspiración y construcción cristiana.
Ni la sociedad occidental, ni su literatura, ni su arte, ni su música, ni las relaciones entre sus pueblos, ni su influencia sobre el resto del mundo, ni su concepción de la mujer o su respeto por la paz, la justicia, la libertad o la vida, nada de esto existiría si no fuese porque tiene profundas raíces cristianas.
Ya lo he dicho en otras ocasiones: antiguamente a occidente se lo conocía simplemente como "la cristiandad"; por si a alguien le cabía alguna duda.
Eliminemos el cristianismo de occidente y habremos eliminado a occidente.
Y muchos parecen muy empeñados en ello.
domingo, 5 de febrero de 2012
Vuelvo al blog
Después de dos meses ausente del blog, vuelvo a mis comentarios. Pero ahora lo quiero hacer con una reflexión personal, que aunque siempre tendrá algo que ver con la Fe y la Razón, se aleja mucho del estilo más bien didáctico que he utilizado en otras entradas.
El motivo de mi ausencia de estos meses es que, después de muchos años en los que Dios me ha cuidado como a un hijo mimado, permitiéndome no sólo vivir la fe cristiana desde niño y sentirme muy protegido y cerca de Dios, por motivos que sólo Él conoce, me ha permitido conocer la Cruz muy de cerca y sentirla en mi propia alma.
Como cristiano, sabía de sobra que todos debemos estar dispuesto a "tomar nuestra cruz cada día y seguir al Señor"; pero una cosa es saberlo y otra tener que cargar con ella a pulso, sobre todo cuando no se tiene costumbre.
La primera reacción fue de rechazo: ¡Dios no puede hacerme esto a mí, que siempre he tratado de seguirle! Pero el Señor, a su manera, ha seguido cuidándome y no me ha permitido separarme de Él. Ha mantenido en mí la fe sin soporte racional alguno, simplemente a fuerza de voluntad.
Ya sé que he comentado muchas veces que si la Fe se razona y se comprueba, ya no es fe, sino conocimiento científico o experimental. Pero también es cierto que todos sentimos en nuestro corazón que nuestra fe es cierta, sin más.
Pues bien, incluso esa sensación interna me ha sido retirada: solo me queda la voluntad de seguir creyendo en Aquél a quien prometí amar toda mi vida. La única razón que me mantiene es esta voluntad -por ahora firme- es que cuanto peor estén las cosas, cuanto más pesada sea mi cruz, más cerca del Señor quiero estar, para seguir su recomendación de "venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré".
Y en estos momento de tribulación, he recordado la ocasión en la que más cerca estuve del Señor: cuando hace cinco años asistí a un Cursillo de Cristiandad: un auténtico encuentro personal con Cristo. Por eso, ahora que tanto le necesito, he vuelto a frecuentar las actividades de Cursillos y a sentir el amor de Dios a través del amor de los demás.
Esta es mi situación, esta ha sido mi experiencia y esta mi solución. Lo comparto con todos, porque creo que, como siempre, Dios sabrá sacar muchos bienes de este mal aparente.
El motivo de mi ausencia de estos meses es que, después de muchos años en los que Dios me ha cuidado como a un hijo mimado, permitiéndome no sólo vivir la fe cristiana desde niño y sentirme muy protegido y cerca de Dios, por motivos que sólo Él conoce, me ha permitido conocer la Cruz muy de cerca y sentirla en mi propia alma.
Como cristiano, sabía de sobra que todos debemos estar dispuesto a "tomar nuestra cruz cada día y seguir al Señor"; pero una cosa es saberlo y otra tener que cargar con ella a pulso, sobre todo cuando no se tiene costumbre.
La primera reacción fue de rechazo: ¡Dios no puede hacerme esto a mí, que siempre he tratado de seguirle! Pero el Señor, a su manera, ha seguido cuidándome y no me ha permitido separarme de Él. Ha mantenido en mí la fe sin soporte racional alguno, simplemente a fuerza de voluntad.
Ya sé que he comentado muchas veces que si la Fe se razona y se comprueba, ya no es fe, sino conocimiento científico o experimental. Pero también es cierto que todos sentimos en nuestro corazón que nuestra fe es cierta, sin más.
Pues bien, incluso esa sensación interna me ha sido retirada: solo me queda la voluntad de seguir creyendo en Aquél a quien prometí amar toda mi vida. La única razón que me mantiene es esta voluntad -por ahora firme- es que cuanto peor estén las cosas, cuanto más pesada sea mi cruz, más cerca del Señor quiero estar, para seguir su recomendación de "venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré".
Y en estos momento de tribulación, he recordado la ocasión en la que más cerca estuve del Señor: cuando hace cinco años asistí a un Cursillo de Cristiandad: un auténtico encuentro personal con Cristo. Por eso, ahora que tanto le necesito, he vuelto a frecuentar las actividades de Cursillos y a sentir el amor de Dios a través del amor de los demás.
Esta es mi situación, esta ha sido mi experiencia y esta mi solución. Lo comparto con todos, porque creo que, como siempre, Dios sabrá sacar muchos bienes de este mal aparente.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
El IBI de la Iglesia
No me resisto a copiar íntegro el comentario que circula por la WEB, remitido por Jorge, sacerdote de la parroquia Beata María Ana Mogas, del barrio Tres Olivos de Madrid
Ya sabes, por si te parece oportuno difundirlo.
En estos días se han levantado voces que solicitan que la iglesia deje de estar exenta del pago del IBI, el impuesto de bienes inmuebles, porque es un privilegio y porque en estos tiempos de crisis los ayuntamientos no se pueden permitir el renunciar a lo recaudado por ese concepto.
Quiero con esta entrada aclarar algunas cosas sobre ese supuesto privilegio dela Iglesia católica, haciendo dos consideraciones.
PRIMERA CONSIDERACIÓN
La exención del IBI (impuesto sobre bienes inmuebles) no es en absoluto un privilegio especial de la iglesia católica.
Por ley, están exentos de IBI:
· Servicios públicos (Defensa, Seguridad, Educación y Servicios penitenciarios).
· Los inmuebles destinados a usos religiosos por aplicación de Convenios conla Santa Sede , con la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas, con la Federación de Comunidades Israelitas y con la Comisión Islámica.
· Pertenecientes a gobiernos extranjeros o que les sea de aplicación la exención por convenios internacionales.
· Los pertenecientes a Cruz Roja.
· Los terrenos ocupados por las líneas de ferrocarriles y los edificios enclavados en los mismos terrenos.
· Colegios concertados.
· Pertenecientes al patrimonio histórico-artístico.
· Entidades sin fines lucrativos
Nadie pide que partidos políticos y sindicatos renuncien a sus enormes ventajas fiscales.
Nadie que paguen el IBI las mezquitas o templos budistas.
Nadie clama por el pago del IBI de embajadas o colegios, o grandes palacios.
Ni exigen que lo pague el ejército o las comisarías, las estaciones de RENFE o las cárceles.
No. Nada de nada, pero que lo paguela Iglesia.
SEGUNDA CONSIDERACIÓN
¿Qué están haciendo por los pobres las embajadas, los propietarios de los grandes palacios, las mezquitas…?
¿Qué están haciendo por ellos los ayuntamientos?
Porque a Caritas llegan cada día personas enviadas por sus ayuntamientos para que les echemos una mano, ya que ellos andan justos de presupuesto.
No los envían a los sindicatos ni a los partidos, a las mezquitas o sinagogas, embajadas o legaciones diplomáticas.
No. Los envían a las parroquias.
En esta parroquia de un servidor llevamos atendidas más de 250 personas sin trabajo, de las que ya han conseguido empleo más de ochenta.
Ayudamos con alimentos a treinta familias a las que se llena el carro de la compra dos veces al mes. Y no es nada. Compañeros tengo que atienden a ciento cincuenta familias.
Pues ya ven la solución. Que el IBI lo paguela Iglesia para ayudar a salir de la crisis. Justo a la institución que más está haciendo por sacar adelante a esa gente, justo a ésa, que le suban los impuestos.
Y los partidos y sindicatos, tan solidarios ellos, ¿no van a renunciar a alguno de sus privilegios? ¿Nadie va a pedir que paguen el IBI las embajadas de USA, Rusia, Cuba o China? ¿Nadie exigirá impuestos a las mezquitas? ¿Y a Renfe? ¿Y a la duquesa de Alba?
Pues no, que paguela Iglesia.
Y mientras, los ayuntamientos enviándonos pobres porque ellos no tienen presupuesto.
Ayer nos llegaron otras dos familias derivadas desde la junta municipal.
Resulta divertido: Iglesia, que paguen ustedes el IBI, que hay que salir de la crisis, y de paso que me atiendan a estas familias, que me he quedado sin presupuesto.
¡¡YA ESTÁ BIEN DE CALLAR!!
REFLEXIONES SOBRE EL IBI
En algunos ayuntamientos de Madrid Izquierda Unida está pidiendo a la iglesia que renuncie al privilegio de su exención del IBI. Y creo que puede ser bueno aclarar a la gente qué es eso. Ya sabes, por si te parece oportuno difundirlo.
En estos días se han levantado voces que solicitan que la iglesia deje de estar exenta del pago del IBI, el impuesto de bienes inmuebles, porque es un privilegio y porque en estos tiempos de crisis los ayuntamientos no se pueden permitir el renunciar a lo recaudado por ese concepto.
Quiero con esta entrada aclarar algunas cosas sobre ese supuesto privilegio de
PRIMERA CONSIDERACIÓN
La exención del IBI (impuesto sobre bienes inmuebles) no es en absoluto un privilegio especial de la iglesia católica.
Por ley, están exentos de IBI:
· Servicios públicos (Defensa, Seguridad, Educación y Servicios penitenciarios).
· Los inmuebles destinados a usos religiosos por aplicación de Convenios con
· Pertenecientes a gobiernos extranjeros o que les sea de aplicación la exención por convenios internacionales.
· Los pertenecientes a Cruz Roja.
· Los terrenos ocupados por las líneas de ferrocarriles y los edificios enclavados en los mismos terrenos.
· Colegios concertados.
· Pertenecientes al patrimonio histórico-artístico.
· Entidades sin fines lucrativos
Y no digamos las ventajas fiscales de que gozan partidos políticos y sindicatos: No tienen que declarar lo ingresado por cuotas, las subvenciones, las donaciones, los rendimientos de sus actividades económicas, los rendimientos procedentes de las rentas de su patrimonio.
Pues ya ven:Nadie pide que partidos políticos y sindicatos renuncien a sus enormes ventajas fiscales.
Nadie que paguen el IBI las mezquitas o templos budistas.
Nadie clama por el pago del IBI de embajadas o colegios, o grandes palacios.
Ni exigen que lo pague el ejército o las comisarías, las estaciones de RENFE o las cárceles.
No. Nada de nada, pero que lo pague
SEGUNDA CONSIDERACIÓN
Leo que se pide el pago del IBI por parte de la Iglesia porque en un momento de crisis los ayuntamientos necesitan ese dinero. Pues se me ocurren varias cosas. Pero sólo me voy a detener en una de ellas.
Esta crisis está generando evidentemente una gran pobreza.¿Qué están haciendo por los pobres las embajadas, los propietarios de los grandes palacios, las mezquitas…?
¿Qué están haciendo por ellos los ayuntamientos?
Porque a Caritas llegan cada día personas enviadas por sus ayuntamientos para que les echemos una mano, ya que ellos andan justos de presupuesto.
No los envían a los sindicatos ni a los partidos, a las mezquitas o sinagogas, embajadas o legaciones diplomáticas.
No. Los envían a las parroquias.
En esta parroquia de un servidor llevamos atendidas más de 250 personas sin trabajo, de las que ya han conseguido empleo más de ochenta.
Ayudamos con alimentos a treinta familias a las que se llena el carro de la compra dos veces al mes. Y no es nada. Compañeros tengo que atienden a ciento cincuenta familias.
Pues ya ven la solución. Que el IBI lo pague
Y los partidos y sindicatos, tan solidarios ellos, ¿no van a renunciar a alguno de sus privilegios? ¿Nadie va a pedir que paguen el IBI las embajadas de USA, Rusia, Cuba o China? ¿Nadie exigirá impuestos a las mezquitas? ¿Y a Renfe? ¿Y a la duquesa de Alba?
Pues no, que pague
Y mientras, los ayuntamientos enviándonos pobres porque ellos no tienen presupuesto.
Ayer nos llegaron otras dos familias derivadas desde la junta municipal.
Resulta divertido: Iglesia, que paguen ustedes el IBI, que hay que salir de la crisis, y de paso que me atiendan a estas familias, que me he quedado sin presupuesto.
¡¡YA ESTÁ BIEN DE CALLAR!!
domingo, 13 de noviembre de 2011
La parábola de los talentos
En este penúltimo domingo del tiempo ordinario se nos recuerda la parábola de los talentos: las diferentes reacciones de aquellos que reciben talentos.
Por supuesto, estamos todos representados en esas dos actitudes: hacer fructificar los talentos recibidos o guardarlos celosamente para no arriesgarlos.
Habitualmente se comenta esta parábola criticando a aquéllos que con comparten y pone al servicio del bien común los bienes y talentos recibidos; y me parece correcta esta interpretación.
Pero también hay otra interpretación, que incluso se ajustaría más al la literalidad de la parábola:
Dios, al repartir sus bienes, tiene más interés en que los utilicemos que en conservarlos. No le preocupa que los arriesguemos y podamos perderlos, sino que lo que reprueba es que no los pongamos en circulación.
Vayamos ahora a donde realmente quería llegar: Dios no quiere que conservemos nuestra inocencia sin pecado alguno, sino que amemos activamente, aunque de vez en cuando metamos la pata. Por esto, junto a santos que lo han sido "toda la vida", veneramos a muchos que han sido "grandes pecadores".
Y es que hay más alegría en el Cielo por un pecador que se arrepiente y ama de veras, que por 100 justos que guardan celosamente sus talentos sin arriesgarlos.
Sobre este tema te recuerdo una entrada anterior: El jardín del alma
Por supuesto, estamos todos representados en esas dos actitudes: hacer fructificar los talentos recibidos o guardarlos celosamente para no arriesgarlos.
Habitualmente se comenta esta parábola criticando a aquéllos que con comparten y pone al servicio del bien común los bienes y talentos recibidos; y me parece correcta esta interpretación.
Pero también hay otra interpretación, que incluso se ajustaría más al la literalidad de la parábola:
Dios, al repartir sus bienes, tiene más interés en que los utilicemos que en conservarlos. No le preocupa que los arriesguemos y podamos perderlos, sino que lo que reprueba es que no los pongamos en circulación.
Vayamos ahora a donde realmente quería llegar: Dios no quiere que conservemos nuestra inocencia sin pecado alguno, sino que amemos activamente, aunque de vez en cuando metamos la pata. Por esto, junto a santos que lo han sido "toda la vida", veneramos a muchos que han sido "grandes pecadores".
Y es que hay más alegría en el Cielo por un pecador que se arrepiente y ama de veras, que por 100 justos que guardan celosamente sus talentos sin arriesgarlos.
Sobre este tema te recuerdo una entrada anterior: El jardín del alma
sábado, 12 de noviembre de 2011
Las fuentes del conocimiento
Ya hemos hablado de esto en otras ocasiones; pero ahora quiero comentar un matiz distinto.
Las distintas fuentes del conocimiento son aquellas vías que nos ayudan a alcanzar la verdad; porque si ni nos llevan a la verdad, entonces no obtenemos conocimiento, sino error.
El hombre actual piensa que la única forma de alcanzar dicha verdad es mediante el conocimiento científico; es decir, mediante el experimento que nos manifieste sin duda una realidad material.
Pues bien, como ya he dicho muchas veces, constatar el resultado de un experimento no significa que éste nos haya mostrado la verdad. De hecho, la Ciencia va modificando sus conclusiones experimentales constantemente: lo que ayer era una "verdad científica", hoy es un error superado. Luego, aquella verdad científica no era la verdad verdadera, auténtica.
Existen otros modos de conocimiento:
El razonamiento, que nos lleva a la verdad mediante el encadenamiento de argumentos lógicos. En otras épocas, la verdad filosófica tenía bastante más aceptación que la científica. Pero nadie nos asegura que nuestra verdad lógica o filosófica sea también la verdad verdadera, auténtica.
La evidencia, es el medio más común y aparentemente certero. Consideramos verdad aquello que se nos presenta inmediatamente como tal: ahora es de día o es de noche, de forma evidente. Pero también esta vía nos puede llevar al error; por ejemplo, un espejismo puede jugarnos una mala pasada.
Y la última vía del conocimiento es la Fe: mediante la cual consideramos verdad aquello que otros han considerado como tal. Por supuesto, nuestro acierto dependerá de la autoridad y certeza de aquél de quien nos fiamos: el catedrático, el periodista, nuestros padres, etc.
Como vemos, todas estas formas de conocimiento comparten un mismo grado de falibilidad, sin que una de ellas se pueda considerar superior a las demás; salvo la Fe en aquello que nos ha revelado Quien no puede engañarse ni engañarnos, el que posee la verdad absoluta porque Él la ha creado...
¿Porqué entonces ese complejo de superioridad de los científicos?
Las distintas fuentes del conocimiento son aquellas vías que nos ayudan a alcanzar la verdad; porque si ni nos llevan a la verdad, entonces no obtenemos conocimiento, sino error.
El hombre actual piensa que la única forma de alcanzar dicha verdad es mediante el conocimiento científico; es decir, mediante el experimento que nos manifieste sin duda una realidad material.
Pues bien, como ya he dicho muchas veces, constatar el resultado de un experimento no significa que éste nos haya mostrado la verdad. De hecho, la Ciencia va modificando sus conclusiones experimentales constantemente: lo que ayer era una "verdad científica", hoy es un error superado. Luego, aquella verdad científica no era la verdad verdadera, auténtica.
Existen otros modos de conocimiento:
El razonamiento, que nos lleva a la verdad mediante el encadenamiento de argumentos lógicos. En otras épocas, la verdad filosófica tenía bastante más aceptación que la científica. Pero nadie nos asegura que nuestra verdad lógica o filosófica sea también la verdad verdadera, auténtica.
La evidencia, es el medio más común y aparentemente certero. Consideramos verdad aquello que se nos presenta inmediatamente como tal: ahora es de día o es de noche, de forma evidente. Pero también esta vía nos puede llevar al error; por ejemplo, un espejismo puede jugarnos una mala pasada.
Y la última vía del conocimiento es la Fe: mediante la cual consideramos verdad aquello que otros han considerado como tal. Por supuesto, nuestro acierto dependerá de la autoridad y certeza de aquél de quien nos fiamos: el catedrático, el periodista, nuestros padres, etc.
Como vemos, todas estas formas de conocimiento comparten un mismo grado de falibilidad, sin que una de ellas se pueda considerar superior a las demás; salvo la Fe en aquello que nos ha revelado Quien no puede engañarse ni engañarnos, el que posee la verdad absoluta porque Él la ha creado...
¿Porqué entonces ese complejo de superioridad de los científicos?
sábado, 5 de noviembre de 2011
La Iglesia siempre tan antigua y tan nueva
Es curioso cómo algunas formas de vocación son aptas para tiempos tan distintos. La consagración de laicos al servicio de Dios, que parecen haber inventado los nuevos Insitutos seculares nacidos en el siglo XX (Opus Dei, Neocatecumenales, Comunión y Liberación, etc...) ya existía en el siglo II. Y no podía ser de otra forma, ya que los primeros cristianos no eran sino eso: ciudadanos dedicados a Dios en medio del mundo. Os recuerdo ahora las entradas sobre la carta a Diogneto y su continuación.
Es interesante el artículo que el diario El Mundo (que no destaca por su defensa del cristianismo) ha publicado sobre las vírgenes laicas. Para que luego digan que la Religión es cosa pasada.
Quizá debiéramos ocuparnos más en transmitir al mundo las bondades del Cristianismo, que de marcar nuestras diferencias.
Es interesante el artículo que el diario El Mundo (que no destaca por su defensa del cristianismo) ha publicado sobre las vírgenes laicas. Para que luego digan que la Religión es cosa pasada.
Quizá debiéramos ocuparnos más en transmitir al mundo las bondades del Cristianismo, que de marcar nuestras diferencias.
jueves, 3 de noviembre de 2011
El Cristianismo es la mejor sociedad
Ya he comentado en entradas anteriores mi convencimiento de que la concepción social cristiana es la que nos lograría una sociedad mejor: más justa, más feliz e incluso más avanzada; pero con un avance "sostenible", como le gusta decir a los progres. No es un brindis al sol, sino la más pura realidad: la sociedad occidental actual quiso encontrar la felicidad en la elusión de los compromisos; y empezó por eludir la paternidad. Efectivamente, uno puede parecer más feliz libre de las ataduras de la prole -sobre todo si es numerosa-; pero esta felicidad no es sostenible. Occidente se está dando cuenta demasiado tarde de que la falta de paternidad -es decir, de relevo generacional- hace imposible mantener cualquiera de los demás logros sociales: sin población no hay sociedad ni progreso ni futuro.
Pero no quería volver sobre este tema que ya he tratado muchas otras veces. Lo que ahora quiero poner de manifiesto es que una cosa es que el Cristianismo sea la mejor sociedad posible y otra, muy distinta, que los cristianos tengamos como meta exclusiva la consecución de esta sociedad perfecta. De ninguna manera es así: los cristianos tenemos que transmitir el amor de Dios y muy especialmente el mensaje de su Hijo; en definitiva, tenemos que transmitir amor.
Si lo hacemos así, seguramente la consecuencia sea que alcancemos algo muy parecido a la sociedad perfecta; pero si nos empeñamos en conseguir directamente ésta, no sólo no lo conseguiremos, sino que además habremos defraudado nuestra vocación de cristianos, de hijos de Dios.
Es algo muy simple; pero cuesta verlo cuando estamos metidos en los afanes de cada día.
Pero no quería volver sobre este tema que ya he tratado muchas otras veces. Lo que ahora quiero poner de manifiesto es que una cosa es que el Cristianismo sea la mejor sociedad posible y otra, muy distinta, que los cristianos tengamos como meta exclusiva la consecución de esta sociedad perfecta. De ninguna manera es así: los cristianos tenemos que transmitir el amor de Dios y muy especialmente el mensaje de su Hijo; en definitiva, tenemos que transmitir amor.
Si lo hacemos así, seguramente la consecuencia sea que alcancemos algo muy parecido a la sociedad perfecta; pero si nos empeñamos en conseguir directamente ésta, no sólo no lo conseguiremos, sino que además habremos defraudado nuestra vocación de cristianos, de hijos de Dios.
Es algo muy simple; pero cuesta verlo cuando estamos metidos en los afanes de cada día.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
El único lugar sin Dios es el infierno
Un conocido periodista ha escrito un libro en el que dice que la Revolución Francesa empezó como una gran utopía y desembocó en el terror. Estoy totalmente de acuerdo con esa descripción. La Revolución francesa acabó siendo terrorífica para el hombre, como suele ocurrir con todas aquellas utopías bienintencionadas que pretenden lo mejor para el hombre, pero dejando de lado las indicaciones que nuestro Creador nos ha dado.
Ya lo hemos comentado otras veces: cuando la humanidad pretende un mundo sin Dios, suele conseguirlo temporalmente; pero enseguida alcanza su objetivo y termina en el único lugar sin Dios: el infierno. ¿Acaso no fue un infierno la época del terror en Francia, o la Alemania nazi, o el exterminio comunista soviético, o la Cuba de Castro…?
Y ahora que la posmodernidad sigue empeñada en expulsar a Dios –sí, especialmente al Dios Padre de los cristianos- de la vida del hombre: ¿en qué nuevo infierno caeremos?
sábado, 24 de septiembre de 2011
Los apuros de la Ciencia
El CERN (organización europea para la investigación nuclear) ha descubierto que una partícula ya conocida, el neutrino, puede viajar a velocidad superior a la de la luz. Llevan tres años repitiendo este experimento y el resultado no ofrece dudas. Esto pone en tela de juicio toda la teoría de la relatividad de Einstein: a velocidad superior a la de la luz no se puede viajar, ya que se retrocedería en el tiempo. Ante este descubrimiento, los científicos se han quedado desconcertados, ya que se tambalearían las leyes fundamentales de la física moderna, que habría que reformular pacientemente. Pero los hechos son tozudos y el experimento demuestra la excepción a esa teoría: los científicos no saben qué hacer ni cómo interpretarlo.
De hecho, ya existe otro ejemplo de algo que actúa a más velocidad que la luz: la gravedad, que actúa instantáneamente en todo el universo, aunque la luz tarde miles de años en recorrerlo. Pero los científicos no han querido hasta ahora afrontar este reto y dicen que eso se deberá a “curvaturas del espacio tiempo”; es decir, que no conocen la respuesta.
Las normas del conocimiento científico y experimental exigen a los científicos que ante una comprobación empírica del fallo de una teoría, se modifiquen las leyes que la formulan; pero, simultáneamente, el sentido común les dice que eso puede ocasionar un caos profundo en la física moderna.
No pretendo hablar de física ni juzgar sus leyes o sus experimentos, ya que es un tema que me supera; sino que pretendo poner de manifiesto la actitud con la que los científicos han afrontado este “revés” a sus “dogmas”. Y quiero comparar esta actitud con la que mantienen frente a otros tipos de conocimiento, como son la fe o la intuición.
Los científicos han dicho que no se alarme nadie, que de ninguna manera van a modificar las leyes físicas fundamentales por el “pequeño detalle” de que se haya comprobado que están equivocadas. Es decir, que se comportan como si sus leyes –formuladas en base a experimentos anteriores- fuesen dogmas irrefutables: han convertido la ciencia en religión.
Efectivamente, cuando un creyente se encuentra frente a un dilema que no comprende, su religión le pide que siga su fe antes que su razón. No es por obcecación, sino por el convencimiento de que la fe que se profesa contiene la verdad, mientras que la razón humana –como comprobamos a diario- puede estar equivocada. En el caso de los cristianos, conocemos la verdad por revelación directa de Dios; y muchas veces hemos descubierto que las leyes divinas –físicas o morales- a la postre son las verdaderas, aunque la razón humana haya estado extraviada durante una temporada. El seguimiento de la fe nos ha llevado a evitar errores en los que otras personas no creyentes han caído.
Me gusta la actitud del CERN: hay cosas que ni siquiera el experimento más sofisticado debe cambiar; si el resultado nos arroja un absurdo, se debe rechazar ese resultado. Pero creo que deberíamos aplicar este criterio también a otros aspectos de la vida: cuando la ciencia nos ofrece la posibilidad de algo aberrante, ese avance no debe ser aplicado: fecundación in vitro, experimentación con embriones, aborto, armas nucleares, etc…
Quizá Dios les haya gastado a los científicos esta pequeña broma para rebajar un poco su soberbia; y poner de manifiesto que todavía son demasiadas cosas las que desconocemos como para empezar a juzgar al Creador…, y mucho menos a imitarle.
miércoles, 24 de agosto de 2011
¿Cómo encontrarse con Cristo?
Sigamos hablando de la JMJ; y como prometí en una entrada anterior, vamos a hablar de cómo encontrarse con Cristo.
Hay tres formas principales:
La primera, por supuesto, es encontrarse en donde Él mismo previó, en donde Él quiso quedarse, que es en la Eucaristía. Si quieres de verdad encontrarle no tienes más que acercarte a una iglesia y arrodillarte en frente de un sagrario; y mucho mejor si puedes adorarle cuando está fuera del sagrario... Realmente, no tienes que hacer nada más, simplemente ponerte delante de Él y esperar a que que sea Él quien te diga algo... Por supuesto, tienes que ir con ganas de comunicarte con Cristo y con actitud receptiva; seguro que con esto basta...; pero también puedes empezar tú la conversación, diciéndole lo que te parezca. Hay un antecedente de encuentro con Cristo por esta vía que es especialmente llamativo: André Frossard, en su libro "Dios existe, yo me lo encontré", nos cuenta cómo él -que era un judío ateo proveniente de una familia comunista- simplemente entró en una iglesia para comprobar si un amigo suyo estaba dentro y quedó súbitamente convertido porque -como él dice- "se encontró con Dios...". Y ni siquiera lo iba buscando...
Otra forma de encontrar a Cristo es buscarle en los demás; y ésta es también una forma prevista por el propio Cristo: "Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros" (Jn 15, 12); "En esto conocerán que sois mis discípulos: en que os amáis unos a otros" (Jn 13,35). Por esto, cuando una persona se siente amado por otra en razón de su fe, es como si el mismo Cristo le estuviese amando. Este es el camino que siguió la beata Teresa de Calcuta, mostrando a Cristo a través de su caridad; y es el camino que siguen los Cursillos de Cristiandad (ver esta entrada).
Y, por supuesto, amando a otro en razón de nuestra fe nos convertimos auténticamente en Cristo, que así se muestra a los demás.
Personalmente, te aconsejo que practiques las tres formas: no serás defraudado...
Hay tres formas principales:
La primera, por supuesto, es encontrarse en donde Él mismo previó, en donde Él quiso quedarse, que es en la Eucaristía. Si quieres de verdad encontrarle no tienes más que acercarte a una iglesia y arrodillarte en frente de un sagrario; y mucho mejor si puedes adorarle cuando está fuera del sagrario... Realmente, no tienes que hacer nada más, simplemente ponerte delante de Él y esperar a que que sea Él quien te diga algo... Por supuesto, tienes que ir con ganas de comunicarte con Cristo y con actitud receptiva; seguro que con esto basta...; pero también puedes empezar tú la conversación, diciéndole lo que te parezca. Hay un antecedente de encuentro con Cristo por esta vía que es especialmente llamativo: André Frossard, en su libro "Dios existe, yo me lo encontré", nos cuenta cómo él -que era un judío ateo proveniente de una familia comunista- simplemente entró en una iglesia para comprobar si un amigo suyo estaba dentro y quedó súbitamente convertido porque -como él dice- "se encontró con Dios...". Y ni siquiera lo iba buscando...
Otra forma de encontrar a Cristo es buscarle en los demás; y ésta es también una forma prevista por el propio Cristo: "Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros" (Jn 15, 12); "En esto conocerán que sois mis discípulos: en que os amáis unos a otros" (Jn 13,35). Por esto, cuando una persona se siente amado por otra en razón de su fe, es como si el mismo Cristo le estuviese amando. Este es el camino que siguió la beata Teresa de Calcuta, mostrando a Cristo a través de su caridad; y es el camino que siguen los Cursillos de Cristiandad (ver esta entrada).
Y, por supuesto, amando a otro en razón de nuestra fe nos convertimos auténticamente en Cristo, que así se muestra a los demás.
Personalmente, te aconsejo que practiques las tres formas: no serás defraudado...
martes, 23 de agosto de 2011
Mi experiencia de la JMJ
Mi experiencia personal de la JMJ no se ha producido en ninguno de los actos a los que he asistido, ni siquiera por las acertadísimas palabras que le he escuchado a Benedicto XVI. Mi experiencia se ha producido con los cuatro peregrinos que he tenido en mi casa durante esta semana. Han sido cuatro chicos estudiantes universitarios que venían de EEUU (Missouri y Pennsylvania), Gales e Irlanda del Norte. Por supuesto, hasta el día en que llegaron a mi casa no tenía ni la menor idea de su existencia: solo sabía que venían a participar en este encuentro juvenil y que compartíamos una misma fe.
Pero he podido comprobar cómo el deseo de Cristo, expresado en su oración sacerdotal durante la última cena, se ha hecho realidad: que todos seamos uno, como Tú Padre en mí y yo en ti (Jn 17, 21). Como ya he dicho en anteriores entradas, lo que une a la humanidad es la realidad de ser hijos de un mismo Padre; aunque, como ocurre con todos los hermanos, muchas veces nos enfadamos entre nosotros. Pero sin este Padre, no sería posible esa unidad: el ateísmo y el agnosticismo no nos traen la tranquilidad, sino que nos quitan la fraternidad. Esos cuatro chicos han sido como mis propios hijos en mi casa, mientras mis hijos trabajaban de voluntarios fuera de ella...
Imagino que la misma sensación de fraternidad universal habrán sentido el resto de las familias que han acogido peregrinos; y los peregrinos entre sí, durante los muchos actos a los que han asistido.
Pero también se pone de manifiesto claramente la labor del maligno: ¿Cómo se puede criticar un encuentro así? ¿Cómo se puede rechazar una fe que produce tanto bien? Es que el maligno redobla sus esfuerzos, pues pensaba que después de los horrores del siglo XX y de la orgullosa postura racionalista de la humanidad, ya había expulsado a Dios de los corazones de los hombres. Pero ha podido comprobar que, en cuanto se nos da una oportunidad, reconocemos a Dios en nuestro corazón y en el del prójimo. Una vez más, el maligno ve cómo el éxito se le escapa de las manos: y es que su poder no prevalecerá contra la Iglesia de Cristo.
Esto, que lo conocemos por la fe, es bueno comprobarlo de vez en cuando en nuestra vida: en cada JMJ tenemos una oportunidad para ello.
Pero he podido comprobar cómo el deseo de Cristo, expresado en su oración sacerdotal durante la última cena, se ha hecho realidad: que todos seamos uno, como Tú Padre en mí y yo en ti (Jn 17, 21). Como ya he dicho en anteriores entradas, lo que une a la humanidad es la realidad de ser hijos de un mismo Padre; aunque, como ocurre con todos los hermanos, muchas veces nos enfadamos entre nosotros. Pero sin este Padre, no sería posible esa unidad: el ateísmo y el agnosticismo no nos traen la tranquilidad, sino que nos quitan la fraternidad. Esos cuatro chicos han sido como mis propios hijos en mi casa, mientras mis hijos trabajaban de voluntarios fuera de ella...
Imagino que la misma sensación de fraternidad universal habrán sentido el resto de las familias que han acogido peregrinos; y los peregrinos entre sí, durante los muchos actos a los que han asistido.
Pero también se pone de manifiesto claramente la labor del maligno: ¿Cómo se puede criticar un encuentro así? ¿Cómo se puede rechazar una fe que produce tanto bien? Es que el maligno redobla sus esfuerzos, pues pensaba que después de los horrores del siglo XX y de la orgullosa postura racionalista de la humanidad, ya había expulsado a Dios de los corazones de los hombres. Pero ha podido comprobar que, en cuanto se nos da una oportunidad, reconocemos a Dios en nuestro corazón y en el del prójimo. Una vez más, el maligno ve cómo el éxito se le escapa de las manos: y es que su poder no prevalecerá contra la Iglesia de Cristo.
Esto, que lo conocemos por la fe, es bueno comprobarlo de vez en cuando en nuestra vida: en cada JMJ tenemos una oportunidad para ello.
lunes, 22 de agosto de 2011
¿Droga o religión?
Dicen que la religión es el opio del pueblo; pero los jóvenes que han estado con el Papa Benedicto en Madrid no han tenido los problemas que otros jóvenes que prefirieron otras formas de diversión aparentemente más intensas. Esto es lo que les pasó, según el periódico el Mundo.
Y es que ya lo dice el Papa: Cristo no quita nada y lo da todo..., no se puede decir lo mismo de compañías.
Y es que ya lo dice el Papa: Cristo no quita nada y lo da todo..., no se puede decir lo mismo de compañías.
La Jornada Mundial de la Juventud en Madrid
Ha pasado la JMJ 2011en Madrid y ha sido como un huracán. Pero no de esos huracanes que lo arrasan todo, sino un huracán que nos ha levantado hasta muy arriba y luego nos ha dejado suavemente en el suelo.
Cada uno deberá meditar sobre su experiencia y los efectos de este huracán de juventud.
Yo trataré de transmitir en diversas entradas cuál ha sido mi experiencia; pero antes de comenzar me gustaría manifestar una queja: es la Jornada de la Juventud "Católica". Me gustaría que este apelativo figurase muy claro en la denominación de estos encuentros, porque el denominador común de todos estos jóvenes es precisamente que son católicos. Y es importante tenerlo en cuenta a la hora de comparar la actuación de estos dos millones de jóvenes con el comportamiento que otros jóvenes tienen en otro tipo de reuniones. ¿Es posible juntar a dos millones de jóvenes por cualquier otro motivo sin que la ciudad quede arrasada? Pues esa es la diferencia: éstos son jóvenes católicos.
¿Qué diferencia a un joven católico de otro que no lo es? Pues aparentemente nada: tendrán las mismas aficiones, ambiciones, errores y aciertos. Pero el jóven auténticamente católico buscará siempre el bien, aunque no lo logre; y el joven sin ideal cristiano, o no sabrá o no querrá buscarlo. La diferencia radica en que una persona se haya encontrado con Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida, o no se haya encontrado y ande tan despistado que -aunque pretendiese ser un buen hombre- no sabrá cómo hacer el bien.
¿Cómo encontrarnos con Cristo? Esta es una cuestión que trataremos en otra entrada posterior.
Cada uno deberá meditar sobre su experiencia y los efectos de este huracán de juventud.
Yo trataré de transmitir en diversas entradas cuál ha sido mi experiencia; pero antes de comenzar me gustaría manifestar una queja: es la Jornada de la Juventud "Católica". Me gustaría que este apelativo figurase muy claro en la denominación de estos encuentros, porque el denominador común de todos estos jóvenes es precisamente que son católicos. Y es importante tenerlo en cuenta a la hora de comparar la actuación de estos dos millones de jóvenes con el comportamiento que otros jóvenes tienen en otro tipo de reuniones. ¿Es posible juntar a dos millones de jóvenes por cualquier otro motivo sin que la ciudad quede arrasada? Pues esa es la diferencia: éstos son jóvenes católicos.
¿Qué diferencia a un joven católico de otro que no lo es? Pues aparentemente nada: tendrán las mismas aficiones, ambiciones, errores y aciertos. Pero el jóven auténticamente católico buscará siempre el bien, aunque no lo logre; y el joven sin ideal cristiano, o no sabrá o no querrá buscarlo. La diferencia radica en que una persona se haya encontrado con Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida, o no se haya encontrado y ande tan despistado que -aunque pretendiese ser un buen hombre- no sabrá cómo hacer el bien.
¿Cómo encontrarnos con Cristo? Esta es una cuestión que trataremos en otra entrada posterior.
domingo, 21 de agosto de 2011
Una pequeña anecdota
Me cuentan que durante un acto de miembros del Camino Neocatecumenal, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, pasó cerca un ciclista que se permitió increparles gritando "Dios no existe". Inmediatamente perdió el control de su bicicleta y se estrelló. Dos miembros del Camino se apresuraron a ayudarle; perro él rechazó la ayuda porque el golpe había sido leve.
Moraleja: sin Dios no es que sea imposible conducir la propia vida, es que ni siquiera somos capaces de conducir la bicicleta.
Ni me atrevo a pensar lo que hubiese sido la historia de la humanidad sin la providenccia divina. Bueno, sí, tenemos un ejemplo: el siglo XX.
Moraleja: sin Dios no es que sea imposible conducir la propia vida, es que ni siquiera somos capaces de conducir la bicicleta.
Ni me atrevo a pensar lo que hubiese sido la historia de la humanidad sin la providenccia divina. Bueno, sí, tenemos un ejemplo: el siglo XX.
viernes, 19 de agosto de 2011
¿Ateos por un mundo mejor?
En Madrid, con ocasión de la visita del Papa Benedicto XVI, la asociación Ateos por un Mundo Mejor convocó la llamada manifestación "laica" en la que se oponían a la visita del Papa; y aprovecharon para ofender nuestra religión y a nuestro representante; y, ya puestos, agredieron a algunos pacíficos jóvenes peregrinos que pasaban por allí. La realidad es que la policía tuvo que acabar cargando contra ellos, para evitar mayores altercados. Al día siguiente, repitieron la jugada y la policía volvió a cargar porque alteraron gravemente el orden público. No podemos sospechar de connivencia de la policía (al servicio de un Gobierno abiertamente hostil a la religión, especialmente la católica) con los peregrinos, sino que los manifestantes debieron hacer "méritos" suficientes para que la policía les disolviese a palos dos días.
Hasta aquí los hechos, ahora vamos con las consideraciones.
¿Considera esa asociación que el ateísmo debería imponerse por la fuerza para conseguir un mundo mejor? Si no es así -como espero- entonces no entiendo por qué ofende a los que no opinan como ellos: que se limiten a hacer proselitismo de su propuesta, al igual que la Iglesia hace proselitismo de su fe.
Por el contrario, si pretenden imponer el ateísmo, se me ocurre otra pregunta: ¿creen que un mundo en el que una ideología se ha impuesto por la fuerza puede ser mejor? (Que cada uno se conteste con sinceridad).
Pero también quiero hacer una precisión histórica. Estos ateos piensan que la culpa de todos los conflictos es la religión y por eso habría que abolirla. Por supuesto esto no sólo no es cierto, sino que es todo lo contrario: los dos grandes ateísmos del siglo XX -comunismo y nazismo- han provocado más muertes que todas las demás ideologías y religiones juntas durante el resto de la historia del hombre; y muy probablemente han provocado más muertes que todas las demás guerras juntas.
Es importante tenerlo en cuenta, porque quizá si volvemos al ateísmo vuelva a ocurrir lo mismo...
Y es que sin un Dios Padre, los hombres dejamos de ser hermanos, incluso dejamos de ser humanos.
Hasta aquí los hechos, ahora vamos con las consideraciones.
¿Considera esa asociación que el ateísmo debería imponerse por la fuerza para conseguir un mundo mejor? Si no es así -como espero- entonces no entiendo por qué ofende a los que no opinan como ellos: que se limiten a hacer proselitismo de su propuesta, al igual que la Iglesia hace proselitismo de su fe.
Por el contrario, si pretenden imponer el ateísmo, se me ocurre otra pregunta: ¿creen que un mundo en el que una ideología se ha impuesto por la fuerza puede ser mejor? (Que cada uno se conteste con sinceridad).
Pero también quiero hacer una precisión histórica. Estos ateos piensan que la culpa de todos los conflictos es la religión y por eso habría que abolirla. Por supuesto esto no sólo no es cierto, sino que es todo lo contrario: los dos grandes ateísmos del siglo XX -comunismo y nazismo- han provocado más muertes que todas las demás ideologías y religiones juntas durante el resto de la historia del hombre; y muy probablemente han provocado más muertes que todas las demás guerras juntas.
Es importante tenerlo en cuenta, porque quizá si volvemos al ateísmo vuelva a ocurrir lo mismo...
Y es que sin un Dios Padre, los hombres dejamos de ser hermanos, incluso dejamos de ser humanos.
sábado, 6 de agosto de 2011
El Papa en España
Faltan ya pocos días para que el Papa llegue a España para la Jornada Mundial de la Juventud: el evento que más jóvenes congrega de todos los que han existido; y, por supuesto, muchos más que los conciertos rock. Pero esto levanta muchas ampollas entre los ateos y laicistas. El colectivo "ateos por un mundo mejor" está promoviendo en España una campaña para que el Estado no financie ni un euro del coste de la visita papal.
Si lo pensamos bien, no les falta razón. según la doctrina social de la Iglesia, el papel del Estado es subsidiario: es decir, que aquello que puedan hacer los particulares lo deben hacer ellos, y el Estado no puede inmiscuirse en todas las actividades ciudadanas. Por lo tanto, yo soy de los que opinan que cada uno debe financiarse sus aficiones, sus actividades y sus creencias. Hasta aquí, de acuerdo.
Pero el problema es que con los impuestos de todos -incluidos los de los nueve millones de católicos que en España frecuentan la Misa dominical- se están subvencionando las aficiones y actividades de otros. Por ejemplo, en España el estado paga parte del coste del cine, el teatro, los sindicatos, los partidos políticos, las asociaciones vecinales, los conciertos rock, los colectivos homosexuales, el estudio de la rana verde... y cien inventos más que únicamente sirven para que los políticos consigan votos.
Por lo tanto, mientras las cosas estén así, ¿por qué no se va a gastar parte de los impuestos de los católicos en financiar la visita de su líder?
Si lo pensamos bien, no les falta razón. según la doctrina social de la Iglesia, el papel del Estado es subsidiario: es decir, que aquello que puedan hacer los particulares lo deben hacer ellos, y el Estado no puede inmiscuirse en todas las actividades ciudadanas. Por lo tanto, yo soy de los que opinan que cada uno debe financiarse sus aficiones, sus actividades y sus creencias. Hasta aquí, de acuerdo.
Pero el problema es que con los impuestos de todos -incluidos los de los nueve millones de católicos que en España frecuentan la Misa dominical- se están subvencionando las aficiones y actividades de otros. Por ejemplo, en España el estado paga parte del coste del cine, el teatro, los sindicatos, los partidos políticos, las asociaciones vecinales, los conciertos rock, los colectivos homosexuales, el estudio de la rana verde... y cien inventos más que únicamente sirven para que los políticos consigan votos.
Por lo tanto, mientras las cosas estén así, ¿por qué no se va a gastar parte de los impuestos de los católicos en financiar la visita de su líder?
martes, 26 de julio de 2011
Pecado vs libertad
El pecado es una ofensa grave a Dios, por el que despreciamos su plan divino, su Providencia, y elegimos nuestro propio plan o nuestro propio capricho. No solamente ofende a Dios, sino que también afecta negativamente a toda la humanidad; y más gravemente a los más cercanos.
Pero esa posibilidad de pecar -es decir, la ausencia de bien- no es tan grave que pueda compensar la libertad humana, que es lo que permite al hombre amar; en definitiva, lo que le permite hacer el bien.
Muchas veces clamamos a Dios para que evite el mal a toda costa. Pero si el mal es al ausencia del bien posible, y para evitarlo eliminamos la libertad humana, entonces estamos anulando cualquier posibilidad de bien.
Sería un despropósito que para evitar algunas ocasiones de ausencia de bien, lo impidiésemos siempre.
Dios, en su infinita sabiduría lo tiene muy claro: la libertad del hombre, su capacidad de amar, compensa cualquier riesgo...
Pero esa posibilidad de pecar -es decir, la ausencia de bien- no es tan grave que pueda compensar la libertad humana, que es lo que permite al hombre amar; en definitiva, lo que le permite hacer el bien.
Muchas veces clamamos a Dios para que evite el mal a toda costa. Pero si el mal es al ausencia del bien posible, y para evitarlo eliminamos la libertad humana, entonces estamos anulando cualquier posibilidad de bien.
Sería un despropósito que para evitar algunas ocasiones de ausencia de bien, lo impidiésemos siempre.
Dios, en su infinita sabiduría lo tiene muy claro: la libertad del hombre, su capacidad de amar, compensa cualquier riesgo...
lunes, 25 de julio de 2011
El mal llamado fundamentalismo cristiano
A raíz del loco ataque terrorista de Noruega se ha acuñado un término que no se oía: fundamentalismo cristiano. Se le atribuye al loco autor de dichos atentados. Imagino que el término se ha copiado literalmente del fundamentalismo islámico; pero es muy desafortunado.
El fundamentalismo cristiano no existe, ya que no hay ninguna doctrina ni corriente cristiana que defienda la "guerra santa" o la "conversión de los infieles" por la violencia. El cristianismo es por definición pacifista, por lo que cualquier fundamentalismo violento no puede ser cristiano: es una contradicción "in términis", un absurdo imposible.
Por desgracia, lo que sí puede haber es cristianos locos, o violentos que digan serlo. Por lo tanto, los medios de comunicación deberían haber hablado de un "loco cristiano" o mejor, de un "loco anti-islamista".
Pero es que además, el tal individuo no se define como cristiano más que de una forma cultural, como una oposición formal al islam. En realidad, se trata de un Masón, que es una corriente filosófica opuesta al cristianismo -por mucho que traten de ocultarlo- y más específicamente, opuesta a la Iglesia Católica.
Entre los escritos de dicho individuo se encuentran afirmaciones que nos permiten llegar inequívocamente a esta conclusión. Copio párrafos de la información difundida por la agencia ZENIT:
El terrorista habría fundado, en 2002, en Londres, junto a otros activistas, la orden templar de los Pobres Compañeros de Cristo del Templo de Salomón, inspirado inspirado en los grados Templarios de la Masonería – una organización de la que forma parte Breivik y a la que alabó por su “papel esencial”, pero a la que considera incapaz de pasar a la acción militar.
Esta supuesta Orden está abierta a “los cristianos, cristianos-agnósticos y ateos-cristianos”, es decir, a todos aquellos que reconocen la importancia de las raíces culturales cristianas, “pero también a las judías e ilustradas”, así como a las “paganas y nórdicas” por oponerse a los verdaderos enemigos, el islam y la inmigración.
“Lejos de ser un fundamentalista cristiano --aclara Introvigne-- Breivik, bautizado en Iglesia Luterana de Noruega, se define un 'cristiano cultural', cuya apelación a la herencia cristiana tiene una función instrumental anti-islámica”.
La Iglesias, según el terrorista, no están dispuestas a luchar contra el Islam. Por ello, propone un Gran Congreso Cristiano Europeo del cual nazca una nueva Iglesia Europea y anti-islámica. Y amenaza directamente al Papa Benedicto XVI, pues “ha abandonado el cristianismo y a los cristianos en Europa y debe ser considerado un Papa cobarde, incompetente, corrupto e ilegítimo”.
Los “justicieros Templarios” de Breivik deberían promover tres fases de la “guerra civil Europea”, explica el sociólogo.
“En la primera (1999-2030), deberían despertar la conciencia dormida de los europeos a través de 'ataques sobrecogedores de las células clandestinas', desencadenando la acción de grupos que utilizan el terror': grupos pequeños, incluso de una o dos personas.
En la segunda fase (2030-2070), se debe pasar a la insurgencia armada y a los golpes de Estado; en la tercera (2070-2083), a la verdadera guerra en contra de los inmigrantes musulmanes.
Breivik es consciente de que los ataques de la primera fase transformarán a los conspiradores en terroristas odiados por todos, pero ésta es la forma del “martirio templario” que busca. Los objetivos de “los ataques sobrecogedores” son los partidos políticos: el Partido Laborista Noruego, en primer lugar, pero también apunta contra los partidos europeos que boicotearían de diferentes maneras la guerra al Islam. Escribe amenazas contra partidos políticos italianos cómplices de esta acusación y contra Benedicto XVI.
El fundamentalismo cristiano no existe, ya que no hay ninguna doctrina ni corriente cristiana que defienda la "guerra santa" o la "conversión de los infieles" por la violencia. El cristianismo es por definición pacifista, por lo que cualquier fundamentalismo violento no puede ser cristiano: es una contradicción "in términis", un absurdo imposible.
Por desgracia, lo que sí puede haber es cristianos locos, o violentos que digan serlo. Por lo tanto, los medios de comunicación deberían haber hablado de un "loco cristiano" o mejor, de un "loco anti-islamista".
Pero es que además, el tal individuo no se define como cristiano más que de una forma cultural, como una oposición formal al islam. En realidad, se trata de un Masón, que es una corriente filosófica opuesta al cristianismo -por mucho que traten de ocultarlo- y más específicamente, opuesta a la Iglesia Católica.
Entre los escritos de dicho individuo se encuentran afirmaciones que nos permiten llegar inequívocamente a esta conclusión. Copio párrafos de la información difundida por la agencia ZENIT:
El terrorista habría fundado, en 2002, en Londres, junto a otros activistas, la orden templar de los Pobres Compañeros de Cristo del Templo de Salomón, inspirado inspirado en los grados Templarios de la Masonería – una organización de la que forma parte Breivik y a la que alabó por su “papel esencial”, pero a la que considera incapaz de pasar a la acción militar.
Esta supuesta Orden está abierta a “los cristianos, cristianos-agnósticos y ateos-cristianos”, es decir, a todos aquellos que reconocen la importancia de las raíces culturales cristianas, “pero también a las judías e ilustradas”, así como a las “paganas y nórdicas” por oponerse a los verdaderos enemigos, el islam y la inmigración.
“Lejos de ser un fundamentalista cristiano --aclara Introvigne-- Breivik, bautizado en Iglesia Luterana de Noruega, se define un 'cristiano cultural', cuya apelación a la herencia cristiana tiene una función instrumental anti-islámica”.
La Iglesias, según el terrorista, no están dispuestas a luchar contra el Islam. Por ello, propone un Gran Congreso Cristiano Europeo del cual nazca una nueva Iglesia Europea y anti-islámica. Y amenaza directamente al Papa Benedicto XVI, pues “ha abandonado el cristianismo y a los cristianos en Europa y debe ser considerado un Papa cobarde, incompetente, corrupto e ilegítimo”.
Los “justicieros Templarios” de Breivik deberían promover tres fases de la “guerra civil Europea”, explica el sociólogo.
“En la primera (1999-2030), deberían despertar la conciencia dormida de los europeos a través de 'ataques sobrecogedores de las células clandestinas', desencadenando la acción de grupos que utilizan el terror': grupos pequeños, incluso de una o dos personas.
En la segunda fase (2030-2070), se debe pasar a la insurgencia armada y a los golpes de Estado; en la tercera (2070-2083), a la verdadera guerra en contra de los inmigrantes musulmanes.
Breivik es consciente de que los ataques de la primera fase transformarán a los conspiradores en terroristas odiados por todos, pero ésta es la forma del “martirio templario” que busca. Los objetivos de “los ataques sobrecogedores” son los partidos políticos: el Partido Laborista Noruego, en primer lugar, pero también apunta contra los partidos europeos que boicotearían de diferentes maneras la guerra al Islam. Escribe amenazas contra partidos políticos italianos cómplices de esta acusación y contra Benedicto XVI.
martes, 28 de junio de 2011
La última cena
Nos recuerda Benedicto XVI en la segunda parte de su libro "Jesús de Nazaret" la importancia de la Última Cena de Jesús con sus apóstoles. E insitse en que la importancia no se debe a que se trate del último convite de Jesús con sus discípulos, sino por lo que en ella aconteció: se instituyó el sacramento de la Eucaristía, el sacramente de la presencia real de Jesús con nosotros para siempre.
Por lo tanto, nos insiste el Papa, la conmemoración que diariamente se hace de esa última cena, no debe convertirse en un convite entre los seguidores de Cristo, sino en la conmemoración de lo que Él instituyó: la entrega de su cuerpo y de su sangre.
La Misa no es tanto una "asamblea de fieles" o un "convite fraterno", como la reunión para hacer presente a Cristo (que nos amó hasta el extremo) y recibirle bajo las especies de pan y vino. Esto es lo que debe inspirar toda la liturgia eucarística: la presencia de Cristo entre nosotros; y a Él se le deberá dar toda la prioridad. Si olvidamos esto, estaremos convirtiendo la maravilla de amor de la Eucaristía, en una convención de colegas.
Y así lo entendieron los apóstoles y los cristianos durante siglos, ya que hasta la reforma del siglo XVI no se utiliza ningún término que signifique convite para referirse a la celebración de la Eucaristía.
Por lo tanto, nos insiste el Papa, la conmemoración que diariamente se hace de esa última cena, no debe convertirse en un convite entre los seguidores de Cristo, sino en la conmemoración de lo que Él instituyó: la entrega de su cuerpo y de su sangre.
La Misa no es tanto una "asamblea de fieles" o un "convite fraterno", como la reunión para hacer presente a Cristo (que nos amó hasta el extremo) y recibirle bajo las especies de pan y vino. Esto es lo que debe inspirar toda la liturgia eucarística: la presencia de Cristo entre nosotros; y a Él se le deberá dar toda la prioridad. Si olvidamos esto, estaremos convirtiendo la maravilla de amor de la Eucaristía, en una convención de colegas.
Y así lo entendieron los apóstoles y los cristianos durante siglos, ya que hasta la reforma del siglo XVI no se utiliza ningún término que signifique convite para referirse a la celebración de la Eucaristía.
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