Ya he hablado anteriormente de la Ley
Natural, como conjunto de normas que regulan –o deberían regular- la conducta
humana. Hoy en día está totalmente rechazada la existencia de tal Ley Natural
(eterna, universal e inmutable); y se deja la conducta de cada uno a su libre
albedrío, juzgándola, en todo caso, según las circunstancias concretas del
momento. Pues bien, Lewis, en su libro “Mero Cristianismo” (publicado en 1942),
ya nos demostraba que en el fondo, incluso los que reniegan de la existencia de
una Ley moral para el hombre, la están aplicando y exigiendo a cada momento.
¿Es que estos mismos hombres no exigen que se les trate con Justicia? Y, si no
existiese una Ley Natural, ¿qué significado tendría exigir Justicia a quien
obra buscando sólo su progreso?
Y por poner un ejemplo más positivo: ¿es
que estos hombres no saben valorar la generosidad ajena? ¿No aprecian un acto
de amor? ¿No prefieren a los filantrópicos antes que a los egoístas? ¿No
rechazan la mentira y la hipocresía –de la que tanto nos acusan, a veces con
razón, a los católicos?
Es decir, los que no creen en la
existencia de una Ley Natural que debiese regular la conducta humana, sí tienen
un modelo de conducta humana y valoran positivamente a los que se ajustan a ese
modelo y rechazan a los que se apartan de él.
Y me pregunto: ¿no es ese modelo de
conducta la Ley Natural?
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