domingo, 19 de agosto de 2012

Un Dios empeñado en que le queramos


He pasado directamente de hablar de la Ley Natural a hablar del Dios de los cristianos: ¿no es un gran salto?

Pues creo que no es un salto, sino una consecuencia lógica. Si existen dos pruebas de la existencia de Dios –una material, el universo creado; otra espiritual, la libertad moral del hombre-, ambas encajan con la definición cristiana de Dios: un ser superior personal que lo crea todo y busca la salvación del hombre. Porque podría haber un Dios creador que no se preocupase de sus criaturas –el dios de los deístas-; o un dios justiciero que se limitase a eliminar todo error en su creación, incluido el error humano –sería algo parecido a los dioses paganos, a quienes se eles suponía con las mismas virtudes y errores humanos.

Pero un Dios que crea y se preocupa tanto pos sus criaturas que es capaz de modificar su plan inicial para lograr la salvación del hombre y que éste llegue a querer amarle –que es en definitiva lo más que un hombre puede llegar a hacer-, para así tener una excusa para poder admitirlo en su compañía el resto de la eternidad, un Dios así sólo existe en el Cristianismo.

Y si no hubiese otra prueba, me bastaría con esta para saber que el Cristianismo es la religión verdadera revelada por Dios; y más que revelada, traída a la Tierra por Dios mismo, en la persona de su Hijo.

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